Fotograma de Doctor Zhivago (David Lean, 1965)

Un 10 de febrero de 1890 nació uno de los grandes escritores rusos de la historia de la literatura, Pasternak, “culpable” de cómo su obra maestra puso patas arriba la ciudad de Madrid en plenos años 60 del siglo XX.

Boris Pasternak, que quizá por el nombre no resulta muy conocido, se erigió en su momento como uno de los grandes escritores de la época, llegando incluso a ser galardonado con el Premio Nobel de 1958. Eso sí, cuando se anunció este reconocimiento lo acusaron desde la Unión Soviética de haberse prestado como arma propagandística burguesa y se vio obligado a rechazar el premio de la Academia Sueca.

Su mayor logro (y uno de los puntos que jugaron en su favor para ser considerado apto al Nobel) fue la publicación en 1957 de la novela «Doctor Zhivago», editada en Italia porque en Rusia estuvo radicalmente prohibida hasta el aperturismo de Gorbachov a mediados de los 90. ¿La razón? La novela muestra sin medias tintas la realidad social de toda la revolución bolchevique, desde que estalla, pasando por el asesinato de los zares hasta el desarrollo político posterior.

Boris Pasternak

Además, el maravilloso argumento que nos deja «Doctor Zhivago» es uno de los más puros romances: una historia de amor, un corazón dividido entre dos mujeres, el de Zhivago, médico de profesión y alma de poeta de cuyo puño salen unos versos únicos. Pero hoy no hacemos tanta referencia a la novela en sí, sino a la posterior película que se rodó en 1965, que entró en el índice de las 50 mejores películas de todos los tiempos.

Si estáis pensando en ver (o volver a verla si ya lo habíais hecho), hay que recordar que su duración ronda las tres horas y media. Su director, David Lean, que ya era conocido por «El puente sobre el río Kwai», quería rodar en Rusia, pero las diferencias políticas se lo impidieron. Buscó localizaciones por todo el mundo, hasta que recordó sus buenos recuerdos dirigiendo «Lawrence de Arabia» en Almería.

Así que, ni corto ni perezoso, volvió a repetir país: España fue el lugar elegido, contratando para su equipo a técnicos y cineastas españoles. La película se rodó justamente entre Madrid y Soria: ésta última para simular la estepa de Siberia y nuestra ciudad para representar Moscú. ¡Quién iba a pensar que en plena dictadura franquista habría pancartas comunistas recorriendo Madrid!

El madrileño barrio de Canillas se convirtió en Moscú en Doctor Zhivago (David Lean, 1965)

Se eligió el barrio de Canillas para construir toda una avenida moscovita, con edificios, comercios, una réplica en cartón piedra del Kremlin y toda una plaza rusa. La nieve se realizó con polvo de mármol, sal y cera blanca y actuaron más de 3000 figurantes madrileños que gritaron a todo pulmón la Internacional (con escándalo de la policía armada incluido, que no tenían todas consigo de que se trataba de un rodaje de Hollywood).

Hasta la antigua estación de Delicias (actual museo del Ferrocarril) se convirtió en la estación de Moscú, con toda la colaboración de Renfe, orgullosos de que de sus trenes bajase Geraldine Chaplin (hija de Chaplin) a encontrarse en el andén con Omar Sharif. Unos escenarios, los madrileños, que terminaron convirtiendo la película en la obra maestra que es considerada hoy.