Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street, Wes Craven, 1984)

Muchas veces nos preguntamos por los orígenes de las historias que leemos, qué es lo que inspiró a sus creadores o qué parte de verdad se esconde en las narraciones. Y en más de una ocasión la respuesta, por enrevesada y oculta, sorprende todavía aún más. Es el caso que recuerda un triste suceso de la Historia que terminó inspirando una de las sagas cinematográficas más terroríficas, cuya primera película se estrenó un 9 de noviembre de 1984.

Mujer de etnia Hmong

Y para descubrir su origen tenemos que retrotraernos a la década de los 70, en plena Guerra de Vietnam. Estados Unidos, como parte de sus estrategias bélicas, se infiltró en comunidades de la etnia Hmong, que vivían tranquilas hasta entonces en las zonas montañosas de Laos, Camboya y Vietnam. Fue la CIA la que propuso a aquellas gentes una alianza para que ayudase a los norteamericanos en el conflicto.

Cuando las fuerzas americanas se retiraron del país asiático, dejaron atrás muchas cosas, entre ellas este ejército secreto del pueblo Hmong, que sufrió las represalias políticas. Pues bien, una parte de los Hmong consiguió huir del país y establecerse en otras naciones como refugiados: la mayoría (unas cuarenta mil personas) terminó en Estados Unidos entre 1975 y 1977.

Fueron tales los horrores de la guerra que sufrió este grupo que durante su estancia como refugiados las pesadillas les atormentaban, negándose a dormir. Debido al cansancio muchos terminaban durmiendo y trágicamente fallecían durante el sueño. Debido a esto, en 1977 se reconoció por primera vez el síndrome de muerte súbita nocturna inesperada, SUNDS por sus siglas en inglés.

Detalle del óleo The Nightmare (1781) de Henry Fuseli

Muchos de estos refugiados compartían raíces con la cultura Tagala y la Ilocana, de origen filipino, cuyo folclore achacaba estas muertes a demonios nocturnos (los batibat) que se sentaban sobre el pecho para asfixiar al desdichado o se colaban en sus pesadillas para castigarlo en sueños. El New York Times recogió la noticia de los pobres Hmong que fallecían en sueños y el reportaje llegó a manos de un joven Wes Craven.

La idea de una criatura que atormentaba a las personas en sueños y los mataba le llevó a crear al hoy célebre Freddy Krueger. Comenzó a escribir el guion y a la hora de diseñar a este villano tan carismático, quiso diferenciarse de los asesinos que ya triunfaban en el cine: Leatherface de «La matanza de Texas» (1974), Jason de «Viernes 13» (1980) o Michael Myers de «Halloween» (1978): todos ellos usaban máscara reconocible.

Así que para dar vida a Krueger y distanciarse de otros personajes sanguinarios, lo deformó con quemaduras. El suéter a rayas verdes y rojas se lo colocó por un artículo que decía que eran los colores juntos menos armoniosos de la escala, y el guante con cuchillas quiso emular a una garra animal que rasgase el velo entre los sueños y la realidad. Rechazó vender la idea a Disney, que quería adaptarla a un público infantil, y creó así uno de los mitos del cine de terror más inolvidables.