Giordano Bruno: magia y poder
Imagen: Monumento a Giordano Bruno (detalle) realizado por Ettore Ferrari en 1889 (Campo de’ Fiori, Roma)
Giordano Bruno (1548-1600) escribe su tratado De magia en 1589. Por magia entiende lo que hoy llamamos técnica. Sobre todo, técnica psicológica. La animación y vida que empapa el universo hace posible las operaciones del mago si acierta a combinar los tres planos de la realidad: el arquetípico, el físico y el matemático. Bruno divide en dos partes la magia: la primera trata de los demonios, la segunda de los vínculos. Por «demonio», entiende los variados fenómenos en que se manifiesta el mundo como dotado de animación. El arte de los vínculos trata de los métodos que el mago ha de emplear para tener a los demonios bajo control. Más que las técnicas materiales o físicas, interesan en De magia las psicológicas, o sea, los poderes vinculantes de la voz, el canto, la vista, la fantasía y el pensamiento, potencias, sobre todo estas últimas, íntimamente conectadas con el arte de la memoria, a la que Bruno dedicó tantas obras que son un buen complemento a la magia bruniana
Ignacio Gómez de Liaño es escritor, filósofo, traductor y profesor universitario con más de veinte libros publicados, su producción intelectual se considera un referente dentro del panorama cultural contemporáneo.