Escultura de bronce dedicada a Julio Verne en la zona portuaria de Vigo (José Molares, 2005)

Por David Hidalgo Ramos

Piratas, tesoros y obras maestras de la literatura.

¿Qué tienen que ver Galicia, Julio Verne y un supuesto tesoro submarino?

Más de 195 años después del nacimiento del maestro francés de la literatura fantástica, Verne, que tantas aventuras nos ha hecho vivir desde sus páginas y tanta influencia ha ejercido sobre decenas de escritores por todo el mundo, sigue sorprendiendo. Pero para responder a la pregunta inicial hay que recurrir primero a la historia naval y bélica de nuestro país.

Debemos asomarnos a los convulsos tiempos de principios del siglo XVIII, entre septiembre y octubre de 1702, cuando apenas ha comenzado la Guerra de sucesión española el año anterior. Y cruzando el Atlántico llega a Galicia el mayor cargamento de oro y tesoros proveniente de América hasta la fecha; no iban solos, ya que los galeones españoles iban defendidos por barcos franceses. A medio camino para España deciden desviar ligeramente su trayectoria para refugiarse en la Ría de Vigo antes que seguir rumbo al sur hacia Sevilla, donde se descargaba el oro de América. ¿Y de qué se refugiaban? Nada más y nada menos que de las fuerzas anglo-holandesas, que habían unido fuerzas para atacar la Corona española en el citado conflicto bélico. Aquella batalla en la estrecha Ría de Vigo se conoció como Batalla de Rande y fue una derrota enorme para España y Francia. Hasta aquí la Historia, es en el punto y aparte donde comienza la leyenda: se rumoreaba ya en la época que los almirantes españoles prefirieron hundir sus galeones cargados de oro antes que verlo en manos enemigas.

Al fondo de la Ría de Vigo se encuentra la diminuta isla de San Simón, un islote más bien, donde la leyenda también sitúa gran parte del botín español. Pertenece a un pequeño archipiélago junto con la de San Antón, unidas por un puente, y a lo largo de su historia el islote no se ha librado de hechos sangrientos. Quizá uno de los más sonados ocurrió en 1589, cuando el corsario inglés Francis Drake, armado caballero por la reina Isabel I de Inglaterra, vil pirata a ojos de la Corona Española, pasó a cuchillo a todos los integrantes del monasterio que por aquel entonces ocupaba el islote. Al parecer, Drake venía de un fracaso, el infructuoso ataque de A Coruña, y para redimirse consigo mismo, buscando poblaciones españolas que saquear, se despachó a gusto con los monjes de la isla. Por si fuera poco, San Simón también fue un hospital de cuarentena para enfermos terminales que venían del Caribe y, tras la Guerra civil, una de las cárceles más terribles del franquismo.

¿Y qué pinta Julio Verne en la historia de esta isla? Pues es en San Simón donde según Verne el mismísimo Capitán Nemo de su Veinte mil leguas de viaje submarino hace parada con el mítico Nautilus para recuperar el famoso botín español. Estaba claro que de algo tendría que vivir Nemo y su tripulación, así que qué mejor que el oro abandonado por la Corona española tras tan cruenta batalla y que ni los ingleses pudieron recuperar.

Para conmemorar este importante episodio de la obra literaria de Verne, en 2004 se instaló una preciosa escultura en bronce donde parece que un buzo emerge del mar cuando baja la marea, mientras en un pedestal está el capitán literario. También en el puerto de Vigo se colocó en 2005 una estatua de Verne rodeado por los tentáculos, recordando el calamar gigante que ataca al Nautilus… Sin duda un punto para marcar en el mapa, un destino obligado para redescubrir la recepción de tan magnífica novela en nuestras tierras, y ya de paso, sondear los alrededores de las islas, por si encontramos algún que otro doblón de oro del siglo XVIII, quién sabe.