Detalle del cartel promocional de «Dungeons & Dragons: Honor Among Thieves» © Paramount 2023

Por David Hidalgo Ramos

La película de Dragones & Mazmorras: Honor entre ladrones, está gustando a público y crítica a partes iguales, destacando su aventura y comedia dentro de un mundo de fantasía que respeta gran parte del material original del que proviene. Por ello la historia de hoy se asoma justamente a esa parte no tan conocida y oscura de las raíces literarias de las que bebe.

Si echamos un ojo a la historia, Dragones & Mazmorras se enmarca dentro de los juegos de rol de mesa como el primero de su formato comercializado, creado por dos apasionados del género de la fantasía heroica, Gary Gygax y Dave Arneson. Ambos habían leído todo tipo de relatos y novelas del género, se habían empapado de los mejores maestros literarios y los universos más nutridos, lo que dio como resultado un juego único y revolucionario. En 1974, Gygax y Arneson ya habían diseñado todo un sistema de reglas y elementos que publicaron bajo el conocido nombre en la joven compañía del propio Gygax, Tactical Studies Rules, conocida a partir de entonces como TSR Inc

Se trata de un juego basado en la narración, donde uno de los jugadores hace las veces de Dungeon Master (DM) para orientar al resto de jugadores-aventureros en una historia ambientada en un mundo de «espada y brujería».Este grupo de aventureros, que asumen sus papeles tomando decisiones para avanzar en la historia, van ganando experiencia y subiendo de nivel, mejorando sus personajes. 

El subgénero de la espada y la brujería

Pero, ¿qué es exactamente esto de «espada y brujería»? Pues todo un subgénero de la fantasía que comenzó a raíz de escritores como Robert E. Howard (creador de Conan de Cimmeria), Michael Moorcock (creador de Elric de Melniboné) o Fritz Leiber. 

En un artículo publicado en una revista sobre ficción fantástica en 1961, Moorcock se preguntaba cómo se debía llamar el nuevo género en el que se adscribían las narraciones de su personaje. Fue otro escritor el que contestó y le dio nombre a la nueva modalidad narrativa: Fritz Leiber, en su artículo respuesta, habló por primera vez del término «espada y brujería» (Sword & Sorcery) como un concepto alternativo a «fantasía heroica». Y lo hacía con conocimiento de causa, ya que llevaba escribiendo ese tipo de historias desde finales de los años 30. 

Leiber, junto a su amigo Harry Otto Fischer, comenzaron a diseñar la historia de una pareja de aventureros y ladrones, compañeros de éxitos y desgracias, amigos leales que se veían envueltos en decenas de extrañas aventuras en un mundo medieval fantástico, azuzados por magos y nigromantes.

Fafhrd y el Ratonero Gris

Fafhrd, un bárbaro musculoso que blande un mandoble; y el Ratonero Gris, un ladrón de metro y medio, cínico, rápido con la espada y aprendiz de mago, nacieron de estos relatos. Dos personajes que se desenvuelven como peces en el agua en una mezcla de aventuras, fantasía y humor negro, la base principal que influenció años después a Gygax y Arneson para crear su ya famoso D&D (Dragones & Mazmorras por sus siglas en inglés, Dungeons & Dragons).

Estos relatos y novelas cortas, publicados entre 1939 y 1988, Leiber los ordenó en una serie de libros, formando novelas fixup, creando así la conocida saga de Fafhrd y el Ratonero Gris o saga de las Espadas, que incluye: Espadas y Demonios, Espadas contra la Muerte, Espadas entre la Niebla, Espadas contra la Magia, Las espadas de Lankhmar y Espadas y Magia helada

Leiber concibió todo un mundo donde se desarrollaban las historias de estos dos personajes dentro de un multiverso de otros muchos mundos. Así, el vasto mundo de Nehwon (al revés now-when, ‘ahora-cuando’) posee su ciudad más importante, Lankhmar, epicentro para estos antihéroes definidos como «los más grandes espadachines que jamás han existido o que existirán en cualquiera de los muchos universos». Por cierto, esta gran ciudad, Lankhmar, es la referencia directa que tomó otro gran escritor del género para crear su propio y particular universo narrativo: Terry Pratchett y la “capital” de Mundodisco, Ankh-Morpork (nótese el guiño en la grafía y nombre de las ciudades).

Fafhrd y el Ratonero Gris, junto con sus patrocinadores hechiceros, (Ningauble de los Siete Ojos y Sheelba del Rostro sin Ojos,) supusieron el germen de Dragones y Mazmorras, no sólo a nivel narrativo.

Un juego de mesa en su propio universo

Leiber y Otto Fisher idearon también un juego de mesa basado en su propio universo. Este juego, con un tablero de casillas hexagonales, se basaba directamente en los juegos de guerra en miniatura, juegos de estrategia con soldaditos de plomo, tableros, cañones diminutos y otros elementos de artillería, que ya practicaban adultos desde el siglo XVIII y que el propio escritor de ciencia ficción H. G. Wells publicó uno de los primeros manuales con reglas en 1913 bajo el título «Little Wars».

Cuando en 1974 Gygax y Arneson publican su juego claramente inspirado en Fafhrd y el Ratonero Gris y todo el mundo de espada y brujería de Leiber, el escritor se encontraba en uno de los momentos más duros de su vida, pasando penurias económicas, malviviendo en una habitación de hostal y sumido en un profundo alcoholismo. 

Algunos amigos del autor, que era célebre por sus narraciones y un referente en el subgénero de «espada y brujería» en convenciones, alzaron las voces ante lo que consideraban una injusticia. Siendo ya D&D un éxito de ventas y jugadores, Gygax y su compañía TSR accedieron a reconocer, con la boca pequeña, la influencia de la obra de Leiber, pero para no caer en un juicio por plagio, sabiendo la delicada situación del escritor, le ofrecieron publicar su juego y pagarle una serie de regalías mensuales. Así surgió en 1976 el juego «Lankhmar», que no obtuvo la atención ni promoción de D&D, claro.

Sin embargo, de cara a la galería, D&D nunca se basó ni inspiró en ninguna obra literaria, aunque sus creadores reconocieron ciertas influencias. Del mítico juego de rol se han realizado diferentes adaptaciones, como la reciente Dragones & Mazmorras: Honor entre ladrones (2023), pero también la increíble versión animada Dragones y mazmorras (1983-1985), así como las versiones del año 2000, no muy valorada; o la extraña Monstruos y laberintos (1982), uno de los primeros trabajos de Tom Hanks, donde encarna a un joven que, jugando a un juego de rol (que claramente representa a D&D), comienza a confundir realidad y ficción, una visión negativa y arcaica de los juegos de rol que todavía pesan incluso en la actualidad.